El fallo, limitado en el tiempo, al que
nos referíamos en el post anterior, se
produjo justo al inicio del debate, entre los segundos 00:47 y 00:59, cuando la moderadora planteó
la primera pregunta al Presidente del Gobierno relativa a la necesidad, o no,
del rescate europeo de nuestro país.
María Casado preguntó: ¿España necesita un
rescate?. Mariano Rajoy, ahora Presidente
del Gobierno, empezó su respuesta actuando como nefastamente lo hizo tantas veces en su pasado opositor.
En primer lugar realizó una maniobra de huida, girándose hacia el lado
contrario del que provenía la pregunta. A continuación respiró profundamente
inspirando aire ávidamente por la nariz, maniobra recomendada habitualmente
para hacer descender los niveles de ansiedad. Se aconseja hacerlo: sí. Resulta
útil, sí: pero nunca ante una cámara que sabes te enfoca en primer plano.
Actuar tal como lo hizo Rajoy supone un fallo tremendo porque todos se hacen
conscientes de tu nerviosismo a partir de esa imagen. Continuó la cadena
errática. A renglón seguido efectuó un gesto nefasto, con el que le han
fotografiado y caricaturizado en múltiples ocasiones: Sacó la lengua una vez y
lo intentó una vez más. Tremendo. No acabó aquí. Por si todo eso no fuera
suficiente, inició su intervención con un eeeeeeee prolongadísimo para
introducir a continuación una coletilla: “Vamos a ver”. Siguió pronunciando su
consabido eeeee. Después de eso y al borde del ataque de sus asesores de imagen,
al fin reaccionó. Tomó fuerzas y empezó con decisión lanzándole a la moderadora
las palabras siguientes: No sé si usted ha pedido un crédito alguna vez. … A partir de ahí, con las enseñanzas
aprendidas y entrenadas, introdujo frases fáciles, emotivas, y clarificadores
de sus conocimientos de los problemas de la clase media española, hablando
sobre las hipotecas que tantos españoles solicitaron para comprarse una casa. en ningún momento más de los 50 minutos de entrevista reprodujese
la conducta anterior.
A lo largo de la entrevista vimos a un nuevo Rajoy, ahora Presidente, más seguro, más ágil,
menos distanciador y más emotivo. El entrenamiento y el ansia real de
superación provocan resultados acertados. Dio seguridad y fue, entrecomillas, creíble.
Y todo eso aún cometiendo algún error de contenido [referencia a los ERE] incalificable para un Presidente
de Gobierno, más aún en tiempos de crisis. Sin embargo, salvo a los ojos del
espectador crítico, conocedor de la literalidad de los temas, pareció creíble y
certero para un porcentaje importante de televidentes.
No
convenció al opinador opositor, eso es lógico, es regla y norma. Pero Rajoy no
pretendía convencer a los directores y autores de la opinión publicada, ese es
un campo tasado. Él quería, porque así estaba concebida la entrevista de TVE-1,
llegar al espectador medio y a ese, no le defraudó. Y, simplemente, porque
mostró fuerza, agilidad y convicción en su actuación. El análisis crítico de los
contenidos lo dejaremos para otra ocasión….
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